El ladrido de un perro lejano, un fragmento de realidad, me es una imagen innecesaria de la poesía, pues ella no la alcanza, pues ella está hecha de palabras, las cuales nunca podrán abarcar la totalidad de una realidad siempre en movimiento, fluctuante, en constante vaivén, como una copa que viene temblando, en palabras de un pelado guatón, y me pregunto, qué tan poderosa puede ser la muerte, cuando con el poder de la vida me basta, ah! palabras y palabras, quién a osado penetrar en el averno y escribir de la muerte, me basta escribir de la poderosa vida, y embriagarme con copas temblorosas, bajo la noche de aves, como palomas tipo siderales. Es la ciudad un hábitat difuso, cuántas voces muertas, que viven silenciadas.
martes, 27 de octubre de 2009
domingo, 4 de octubre de 2009
Eterno-Retorno
Hay un escalofrío que recorre mi cuerpo
como un estímulo ajeno,
como llamada agónica del pasado,
un héroe se levanta, después de tres veces caído.
El terrible espacio entre muro y muro,
es todo lo que queda de una mirada distraída al pasar, entre vagones,
entre mendigos.
Como un grito mudo antes de despertar, entre sábanas cruzadas de negro sudor.
Camina el cíclope en el laberinto de las mil noches y la salida espiral,
entre el mar de bosques navíos, y una golondrina de invierno.
Las palabras toman su curso, devolviendo pálidos recuerdos,
constantes
constantes
constantes,
hasta que el tiempo se canse de girar sobre su calavera nupcial.
La alquimia de las palabras, una señal que nos devuelve la esperanza en el verbo,
para volver a negarlo, dando caídas al aire, como cíclope extraviado,
golondrina en la noche,
árbol caído mástil alzado.
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